La regulación del aborto en tiempos de la posverdad

Si algo ha dejado al descubierto el reciente debate sobre la regulación del aborto en Puerto Rico es el hecho de que vivimos en tiempos de la posverdad. Esto es, en una época donde se desvaloriza la verdad, se desecha el dato objetivo y se prescinde del pensamiento lógico para distorsionar deliberadamente la realidad, y así manipular las creencias y emociones con tal de influir en la opinión pública. En la jerga callejera de Calle 13 diríamos que vivimos en tiempo en los que “se vale to’ en este sándwich de salchicha”.

Y en ese “todo vale”, al margen de la verdad y en ausencia de argumentos serios, algunos se han enfrascado en la elaboración de discursos fantasiosos para fabricar, en el terreno político, ideas y conjeturas que solo encuentran oxígeno para subsistir en el imaginario del realismo mágico o en el abismo de la mendacidad.

Algunos promotores del aborto sin límites han llegado a plantear públicamente, sin fundamento alguno, que los que impulsan simultáneamente el Proyecto del Senado 693 sobre el aborto y los proyectos en favor de la adopción, alegadamente han abrazado paralelamente estas causas para crear una industria de adopciones. Han llegado a decir, sin señales de vergüenza, que se quiere obligar a las mujeres a parir para mercadear los bebés que no se podrán abortar.

Así como lo lees. No es ficción, sino la narrativa de algunos pseudo ideólogos de la posverdad que recurren a las más burdas estrategias del cuentista. Entonces, los que dicen que el P. del S. 693 no es necesario porque alegadamente los abortos de bebés viables de 5 meses y medio o más no ocurren, son los mismos que alegan que se quieren prohibir esos abortos para crear un mercado de adopción. La pregunta inescapable es, si estos abortos no ocurren, ¿cómo se va a crear una industria de adopciones sin bebés?

En su afán por defender lo indefendible, esto es, que una mujer saludable pueda terminar con la vida de un bebé por nacer viable, vemos cómo se recurre a la narración fantasiosa y al desdén del razonamiento lógico.

La manipulación y ocultación de los datos también se suman a este frenesí. Y sin pudor se atreven a plantear que, con tal de salvar la vida de bebés en el vientre, a los que apoyan el P. del S. 693 alegadamente no les importa que la mujer pueda morir. El absurdo es que lo dicen aún sabiendo que el proyecto textualmente permite como excepción la terminación del embarazo cuando sea necesario para salvar la vida de la madre. Mucho menos mencionan el dato corroborado de que, en al menos una clínica en el país, se realizan abortos de bebés por nacer de hasta 6 meses y sin que el médico conozca necesariamente la razón por la que se aborta al bebé.

Entonces, cuando la narrativa anterior y la ocultación de datos no resulta suficiente para detener los bríos provida en el país, se recurre a la manipulación de las emociones a través de la victimización. Técnica por excelencia de quienes no tienen argumentos para sostener erguidas sus posturas. Y así, resulta que enfatizar los datos vertidos por los ponentes en las vistas públicas comienza a ser llamado “carpeteo”, “hostigamiento”, etc. Esta es la estrategia del intelectualmente abatido para tratar de ganar simpatía mediante la evocación de la pena.

Que no quede duda que esto que escribo de forma alguna valida la violencia de quienes se han tomado el atrevimiento de violentar la dignidad del que piense distinto. Por eso me solidarizo con aquellos que han expresado su preocupación ante la ebullición de mensajes hostiles y lastimosos contra favorecedores y detractores del P. del S. 693.

Pronto el proyecto bajará a votación habiéndose acogido las enmiendas sugeridas. Llegado ese momento no habrá posverdad que exima a los legisladores de asumir una postura. Entonces, se sabrá quiénes creen que debe permitirse el aborto sin limitación alguna, aunque ya el bebé tenga más de 5 meses y medio de gestación, pueda vivir fuera del vientre y la mamá no corra peligro; y en cambio, quiénes creen en proteger las dos vidas. Yo estoy clara, toda vida es digna.

Fuente: https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/la-regulacion-del-aborto-en-tiempos-de-la-posverdad/

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